miércoles, 7 de diciembre de 2011

El teatro.


Es sencillamente magia. Y si lo hacen niños, un milagro.

Voy asistiendo a los ensayos de la obrita que van a representar los chiquillos de 5 años con motivo de la Navidad. Actúan todos, sin excepción. Cada uno su papel, sus palabras justas, sus gestos, sus movimientos y su emoción. Es asombroso contemplar como los titubeos del principio se van convirtiendo en frases claras y verdaderas, como las manitas abajo sin vida, se levantan y dicen más que las palabras, como sus ojillos inseguros, van recobrando el brillo de la sabiduría, como sus voces inaudibles adquieren la pasión de la emoción....

¡¡¡Esas maestras de infantil, que se dejan la piel y el alma en sus niños¡¡¡¡

CHAPÓ.

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