Nada permanece, todo fluye y cambia... TÚ participas en ese cambio con tus pinceladas sobre la vida.
domingo, 30 de enero de 2011
miércoles, 19 de enero de 2011
Impresiones en Paris.
El día amanece gris perla nacarado.
Desde la ventana sonidos de vida, olores a pan y café.
Ya en la calle, tengo todo el día para disfrutar de cada decisión que tome sobre la marcha.
Nada planeado, a lo que salga.
Nada más salir tropezamos con un mercado de frutas en plena calle. Colorista, ordenado en montones regulares, las frutas se agrupan en banderas multicolores. Olor citricos impregnan el aire.
Las panaderias y pastiseries abiertas de par en par invitan a comprar algo calentito recien hecho.
La gente viste elegante, sobria y con toques discretos de color. Ropa de calidad y tejidos nobles.
Avanzamos por una avenida que da a la Bastilla. Me divierte pensar que en este lugar tan mercantil ahora tuviera lugar aquelos hechos revolucionarios del Paris miserable del siglo xviii. Boutiques, kebats, cafés y alta costura se mezclan sin atropellar a las tradicionales tiendecitas de quesos, de patés, de vinos, de carnes en pleno centro de la villa.
Aquí no te sientes extranjero. Un ligero calor envuelve el visitante y lo hace suyo incorporándolo a su carrusel.
Paris, Paris de luz naranja ópalo.
Desde la ventana sonidos de vida, olores a pan y café.
Ya en la calle, tengo todo el día para disfrutar de cada decisión que tome sobre la marcha.
Nada planeado, a lo que salga.
Nada más salir tropezamos con un mercado de frutas en plena calle. Colorista, ordenado en montones regulares, las frutas se agrupan en banderas multicolores. Olor citricos impregnan el aire.
Las panaderias y pastiseries abiertas de par en par invitan a comprar algo calentito recien hecho.
La gente viste elegante, sobria y con toques discretos de color. Ropa de calidad y tejidos nobles.
Avanzamos por una avenida que da a la Bastilla. Me divierte pensar que en este lugar tan mercantil ahora tuviera lugar aquelos hechos revolucionarios del Paris miserable del siglo xviii. Boutiques, kebats, cafés y alta costura se mezclan sin atropellar a las tradicionales tiendecitas de quesos, de patés, de vinos, de carnes en pleno centro de la villa.
Aquí no te sientes extranjero. Un ligero calor envuelve el visitante y lo hace suyo incorporándolo a su carrusel.
Paris, Paris de luz naranja ópalo.
miércoles, 5 de enero de 2011
La fiebre
Mi angel magenta esta hoy celeste palido.
Una erupcion de peque;os seres lo han invadido.
Nariz, ojos, boca no paran de desalojarlos.
Pero r'apidamente la maquinaria de supervivencia se pone en marcha.
La fiebre aparece bruscamente. Sube y sube a medida que el rubor de sus mejillas
se vuelve rojo azulado y los ojillos lagrimean sin parar.
Su vitalidad se adormece concentr'andose en acabar con el invasor. Es impresionante el cambio de humor y energia cuando cesa la tempestad. Vuelve el magenta con todo su esplendor.
Una erupcion de peque;os seres lo han invadido.
Nariz, ojos, boca no paran de desalojarlos.
Pero r'apidamente la maquinaria de supervivencia se pone en marcha.
La fiebre aparece bruscamente. Sube y sube a medida que el rubor de sus mejillas
se vuelve rojo azulado y los ojillos lagrimean sin parar.
Su vitalidad se adormece concentr'andose en acabar con el invasor. Es impresionante el cambio de humor y energia cuando cesa la tempestad. Vuelve el magenta con todo su esplendor.
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