...Y nos dejó
Nos dejó huérfanos de sus mimos,
de sus miradas,
de su nobleza y compañía.
Ay mi Lolita, testigo de tantos momentos...,
de los mejores y más brillantes,
de los más tristes y desgraciados.
Por ti he comprendido la esencia de la compañía,
la que está por encima de las palabras,
la que nunca falla.
Aún escucho tu respiración de paz en mi dormitorio.
Aún huelo a tu lana suave y penetrante.
Aún espero asomar tu semblante al llegar a casa...
Gracias a ti descubrí la confianza y el amor a los perros.
Nos dejó huérfanos de sus mimos,
de sus miradas,
de su nobleza y compañía.
Ay mi Lolita, testigo de tantos momentos...,
de los mejores y más brillantes,
de los más tristes y desgraciados.
Por ti he comprendido la esencia de la compañía,
la que está por encima de las palabras,
la que nunca falla.
Aún escucho tu respiración de paz en mi dormitorio.
Aún huelo a tu lana suave y penetrante.
Aún espero asomar tu semblante al llegar a casa...
Gracias a ti descubrí la confianza y el amor a los perros.
Que perra más noble y más buena. Recuerdo que le encantaba rascarse el lomo en la hierba fresca con las patas para arriba. Tenía su personalidad, un poco cazurra, pero todo nobleza. Ella trajo a la vida a mi Canela, por lo que le estoy eternamente agradecida. Descansa en paz, linda Lolita.
ResponderEliminar